"El amor es como ir en bicicleta: mientras pedaleas ves maravillosos paisajes y te invaden un sinfín de sensaciones. Pero luego llega el primer accidente. Y el dolor. Y la reticencia a volver a montar. Y la desconfianza. Pero ello no quiere decir que no lo debas intentar de nuevo. Porque ir en bicicleta es como el amor: mientras pedaleas, te invaden un sinfín de sensaciones. Aunque la caída sea dolorosa". Reflexión en bicicleta, un día después de mi accidente.
Bastó una mirada para dejarnos llevar. Abandonarnos al mundo de los sentidos. Acepté. Aceptaste. Y nos adentramos en un juego del que tú sabías como salir. Pero yo no.
Datos personales
sobre el título del blog...
No eran tres pulseras de bisutería comunes. El ruido era agudo, felino, punzante. Se metía en lo más hondo de mis oídos, viajaba hasta mi pecho y allí explotaba, dejándome sin respiración. Cada vez que escuchaba el ruido de aquellas tres pulseras de bisutería chocando entre sí en la pálida y fina muñeca de aquella mujer, mi corazón daba un vuelco y me preparaba para lo peor. Podía estar lejos, muy lejos, que yo la reconocía por el simple tintineo de aquellos abalorios.
domingo, 25 de noviembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario