Datos personales

Mi foto
Pensiero stupendo.

sobre el título del blog...

No eran tres pulseras de bisutería comunes. El ruido era agudo, felino, punzante. Se metía en lo más hondo de mis oídos, viajaba hasta mi pecho y allí explotaba, dejándome sin respiración. Cada vez que escuchaba el ruido de aquellas tres pulseras de bisutería chocando entre sí en la pálida y fina muñeca de aquella mujer, mi corazón daba un vuelco y me preparaba para lo peor. Podía estar lejos, muy lejos, que yo la reconocía por el simple tintineo de aquellos abalorios.

domingo, 16 de octubre de 2011

qUISIERA SER ÉSE ÁRBOL




Estoy asomada al balcón y pierdo la mirada entre las copas de los árboles, que quedan por debajo de mis pies. Miro hacia un lado y veo toda la calle rellena de copas de árboles. Una gran y alargada alfombra verde. Miro hacia el otro lado: lo mismo. Qué curiosos los árboles, tan altos y ahora están bajo mis pies. Ellos no necesitan amor, pienso. Solamente agua, tierra y aire. Y, aunque ahora mismo se encuentren atrapados entre paredes de edificios, como si fueran una especie de masa de chocolate verde entre dos duras láminas de galleta, ellos siguen creciendo, fieles a su instinto. No tienen amor, están chafados. Entre edificios, están chafados. Pero siguen creciendo. Ojalá pudiera ser yo ésos árboles, ahora muy inferiores a mí, por debajo de mis pies. Pero tan superiores, por encima del ansiado y necesitado amor.

sábado, 1 de octubre de 2011

aNCORA CI SEI


Todavía estás. Ha sido difícil vivir durante estos meses de paréntesis. Ellos no son más que pequeños alicientes. Algún que otro sustituto efímero de tu presencia pero incapacitados para engancharme. Se metían entre el hueco de tu soga y mi cuello y parecían aliviarme de tu asfixia. Pero a la mínima vuelven a caer por su propio peso mientras que tu cuerda sigue ahí. Algunas veces más suelta, pero sigue ahí. Tu estigma en mi cuello. Aprieta ahora. Con fuerza. Engánchame como el garfio al pollo, como la industria cárnica lo hace con los cadáveres de animales. Azótame y no me dejes caer. Necesito el peso de tu cruz. Eres mi perdición. En el verde de tus ojos veo mi propia muerte y no me asusta. Vuelvo a sangrar, menos mal. Te pensé ausente para siempre pero sigues aquí. Vuelvo a tener un motivo por el que levantarme cada día: mi propia muerte. Tú.

Para S. Mi siempre adorado S.


Archivo del blog

Seguidores