Bastó una mirada para dejarnos llevar. Abandonarnos al mundo de los sentidos. Acepté. Aceptaste. Y nos adentramos en un juego del que tú sabías como salir. Pero yo no.
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sobre el título del blog...
No eran tres pulseras de bisutería comunes. El ruido era agudo, felino, punzante. Se metía en lo más hondo de mis oídos, viajaba hasta mi pecho y allí explotaba, dejándome sin respiración. Cada vez que escuchaba el ruido de aquellas tres pulseras de bisutería chocando entre sí en la pálida y fina muñeca de aquella mujer, mi corazón daba un vuelco y me preparaba para lo peor. Podía estar lejos, muy lejos, que yo la reconocía por el simple tintineo de aquellos abalorios.
sábado, 7 de abril de 2012
tODO ES CUESTIÓN DE OLOR
Todo es cuestión de olor. No se puede explicar lógicamente porque todo es cuestión de olor. Primero olemos y luego miramos. ¿O crees que es casualidad nuestro cruce de miradas? Las casualidades no existen. El olfato va primero y luego la vista. Y allí estabas tú. Buenos días.
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