Relaciones inacabadas como estornudos interrumpidos. En el punto más álgido, algo siempre se estropea. Sin saber cómo y sin saber por qué, un día se deja todo suspendido en el aire y en el aire flota hasta que algo o alguien retoma lo inacabado para acabarlo o para no acabarlo nunca. Exacto. Exactamente como un estornudo interrumpido. O como un estornudo acabado.
Bastó una mirada para dejarnos llevar. Abandonarnos al mundo de los sentidos. Acepté. Aceptaste. Y nos adentramos en un juego del que tú sabías como salir. Pero yo no.
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sobre el título del blog...
No eran tres pulseras de bisutería comunes. El ruido era agudo, felino, punzante. Se metía en lo más hondo de mis oídos, viajaba hasta mi pecho y allí explotaba, dejándome sin respiración. Cada vez que escuchaba el ruido de aquellas tres pulseras de bisutería chocando entre sí en la pálida y fina muñeca de aquella mujer, mi corazón daba un vuelco y me preparaba para lo peor. Podía estar lejos, muy lejos, que yo la reconocía por el simple tintineo de aquellos abalorios.
domingo, 25 de noviembre de 2012
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