"Escribes desde una enfermedad mental. Pero no te lo tomes a mal. Simplemente es otra perspectiva, otra forma de enfocar las cosas poco común, muy atractiva e inteligente. Lo tuyo viene derivado de altibajos continuos, total exaltación de los sentimientos. Eh... sí, en fin, un pensamiento interno continuo. Eso es. A Freud le pasaba lo mismo: inestabilidad emocional".
Bastó una mirada para dejarnos llevar. Abandonarnos al mundo de los sentidos. Acepté. Aceptaste. Y nos adentramos en un juego del que tú sabías como salir. Pero yo no.
Datos personales
sobre el título del blog...
No eran tres pulseras de bisutería comunes. El ruido era agudo, felino, punzante. Se metía en lo más hondo de mis oídos, viajaba hasta mi pecho y allí explotaba, dejándome sin respiración. Cada vez que escuchaba el ruido de aquellas tres pulseras de bisutería chocando entre sí en la pálida y fina muñeca de aquella mujer, mi corazón daba un vuelco y me preparaba para lo peor. Podía estar lejos, muy lejos, que yo la reconocía por el simple tintineo de aquellos abalorios.
martes, 19 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario