Vivo bajo la existencia de aquellos quienes dijeron que de aquel agua jamás beberían.
De los que se asombraban de las excentricidades de los demás y, ahora, ellos son los raros.Vivo por debajo del límite de la cordura.
Me encuentro como levitando por mi vida. No vivo el presente. No recuerdo mi pasado. Y mi futuro me es imposible de imaginar.
Y considero que la envidia es el fundamento de muchas de las acciones que llevan a cabo las personas. Pero ¡ojo!, llegará un día en que el topo se tope con un muro. Por estar ciego. Por sólo ver lo que le da la gana. Por sólo vivir con los ojos vendados de venganza. Se disfrazan de fuerza. Se disfrazan de amigos. Se disfrazan de un poco de las cosas de los demás. Y así, se sienten superiores.
Pero... el topo siempre se topa contra el muro. Sí. Pisaré líquido, por si un caso.
Bastó una mirada para dejarnos llevar. Abandonarnos al mundo de los sentidos. Acepté. Aceptaste. Y nos adentramos en un juego del que tú sabías como salir. Pero yo no.
Datos personales
sobre el título del blog...
No eran tres pulseras de bisutería comunes. El ruido era agudo, felino, punzante. Se metía en lo más hondo de mis oídos, viajaba hasta mi pecho y allí explotaba, dejándome sin respiración. Cada vez que escuchaba el ruido de aquellas tres pulseras de bisutería chocando entre sí en la pálida y fina muñeca de aquella mujer, mi corazón daba un vuelco y me preparaba para lo peor. Podía estar lejos, muy lejos, que yo la reconocía por el simple tintineo de aquellos abalorios.
domingo, 17 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario