Salir del metro cargada con dos maletas, una a cada mano, y aparecer en una gran avenida desconocida. Una bocanada de aire frío me congela la cara y pienso "joder, el norte". Y se me caen unas lagrimillas por todo lo que dejo atrás. Y mient
ras intento recobrar la visión en mis ojos ahora vidriosos, dejo las maletas en el suelo, meto la mano en el bolsillo derecho de mi abrigo y saco un mapa. Localizo mi calle, por ejemplo: Summter Strasse; Berlín. O también podría ser Fridhemsgatan, Estocolmo. O lejos, más lejos aún. Donde la soga al cuello del Sur ya no me apriete tanto. :'(
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