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Pensiero stupendo.

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No eran tres pulseras de bisutería comunes. El ruido era agudo, felino, punzante. Se metía en lo más hondo de mis oídos, viajaba hasta mi pecho y allí explotaba, dejándome sin respiración. Cada vez que escuchaba el ruido de aquellas tres pulseras de bisutería chocando entre sí en la pálida y fina muñeca de aquella mujer, mi corazón daba un vuelco y me preparaba para lo peor. Podía estar lejos, muy lejos, que yo la reconocía por el simple tintineo de aquellos abalorios.

miércoles, 4 de mayo de 2011

lARGA LISTA DE RAZONES



Podría haberle dado un sinfín de razones para que no me dejara cuando él me pregunto por qué, pero en aquel momento no se me ocurrió ninguna que fuera realmente la adecuada. Ante su pregunta, me quedé estupefacta, idiotizada. "¿Que por qué no me puedes dejar?" Pensé. Creo que lo primero que me vino a la cabeza fue: "porque no. Y punto", pero ahora, pensándolo mejor, supongo que también pensaría lo típico: "pues porque sin ti me muero, porque sin ti no voy a poder continuar, porque tal y porque cual". Supongo que también, la respuesta fácil habría sido "pues porque simplemente te quiero". Y sí, todas estas razones las pensé y muchas más también. Todas acudieron a mi cabeza en una milésima de segundo pero no dije nada. Balbuceé un "no sé", mientras desviaba la mirada de sus ojos verdes.
Sí. En una milésima de segundo analicé todas las respuestas posibles que le podría dar para convencerle:
Ante la respuesta de "porque sin ti me muero" o la de "porque sin ti no voy a poder continuar", mi cerebro codificó automáticamente "cursilada". Demasiado romanticismo, demasiados libros leídos, demasiada mierda tienes tú en la cabeza. ¡Qué coño! ¡No te lo crees ni tú que te vayas a morir sin él, si es un mierda, lo sabes, es un mierda, coño, convéncete! No le digas eso, no es verdad. Vas a mentir. Vas a mentirle diciendo que te vas a morir sin él y puede que le convenzas y él decida quedarse y entonces la habremos cagado para siempre. No. No quieres que se quede, sería demasiada responsabilidad. Sería empezar a tomárselo en serio. Tú lo que quieres es quejarte y ser una víctima toda tu vida. No quieres responsabilidad y si él se quedara tendrías que empezar a ser responsable de tus actos. No. Tienes miedo al compromiso, no quieres que se quede.
Y... ante el argumento de "porque te quiero"... Bien, ante este argumento no sé qué decir... porque realmente le quería... ¿O no?
Ahhh... ha pasado mucho tiempo desde entonces. Supongo que acerté diciendo "no sé". Porque, ahora, pensándolo fríamente, no sabía por qué quería que se quedara. Solamente sé con certeza que tenía un montón de razones para darle y ninguna era la adecuada. ¿O sí?


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